Julia y su amigo, Pipo, recuerdan sus experiencias más graciosas durante Año Nuevo.

El rey de la estafa ha asumido una nueva identidad: ahora es un borracho argentino bastante generoso.

Los bandidos por fin reciben la llamada de alguien interesado en el perro. Es hora de avanzar con el plan.

A pesar de la insistencia del agente Suárez, Amalia se niega a creer que Felipe Urrutia sea un estafador. Así, las probabilidades de capturarlo son cada vez menores.

En esta segunda parte, Marcelo, nos habla de los beneficios que tienen la quinua y el amaranto sobre nuestro cerebro.

Los dos ladrones siguen el plan para robar y vender el perro de Laura, alguien que realmente lo necesita para su nuevo trabajo.

El agente Suaréz llega a la residencia de Amelia buscando a Felipe, pero él logra escapar.

Una joven mujer invidente, Laura, es la invitada del programa radio en donde cuenta cómo adquirió su perro, Zazen, y cómo éste la ayudó en su trabajo de telemercadeo.

Luis Jaramillo, un entrenador profesional de fútbol, nos cuenta su experiencia entrenando niños.

Víctor Echeverría tiene una tienda de antigüedades en Ecuador y nos muestran esos artículos valiosos que componen su colección.

Esperando a que Amalia esté lista, el rey de la estafa recuerda cómo fue rechazado por la actriz.

El falso Bernard, se da cuenta que no puede seguir saliendo con Amalia, por lo que le hace una pregunta muy importante. El detective Jaime sigue tras la pista de Amalia para encontrar al estafador.

Las enfermeras Nati y Pame comparten con nosotros sus conocimientos sobre la presión arterial alta, cómo controlarla y qué hábitos sanos se necesitan.

Cuando el engaño no funciona, Wilson recurre al enojo. Jaime y Andrea poco a poco se van acercando a su pista.

Wilson (El falso Felipe Urrutia) está con Amalia en un restaurante, al pasar la tarjeta para pagar, el detective Jaime logra descubrir su ubicación.