Andrea y Jaime discuten las mejores estrategias para su investigación. El supuesto Gastón Almanza está listo para cerrar el contrato que lo acerque a Amalia.

Wilson (El falso Felipe Urrutia) está con Amalia en un restaurante, al pasar la tarjeta para pagar, el detective Jaime logra descubrir su ubicación.

Cuando el engaño no funciona, Wilson recurre al enojo. Jaime y Andrea poco a poco se van acercando a su pista.

El falso Bernard, se da cuenta que no puede seguir saliendo con Amalia, por lo que le hace una pregunta muy importante. El detective Jaime sigue tras la pista de Amalia para encontrar al estafador.

Esperando a que Amalia esté lista, el rey de la estafa recuerda cómo fue rechazado por la actriz.

El agente Suaréz llega a la residencia de Amelia buscando a Felipe, pero él logra escapar.

A pesar de la insistencia del agente Suárez, Amalia se niega a creer que Felipe Urrutia sea un estafador. Así, las probabilidades de capturarlo son cada vez menores.

El rey de la estafa ha asumido una nueva identidad: ahora es un borracho argentino bastante generoso.

Mientras el estafador huye de otra escena, su cómplice le pide que se tome un pequeño descanso de sus travesuras y de Amalia Durango.

La azafata y amante del estafador ya sabe que él no es quien dice ser. ¿Lo entregará a las autoridades o seguirá su juego?

Al darse cuenta de que le han vaciado su caja de seguridad, la víctima del estafador se queja con la administración del hotel.

¿Después del incidente con el agente Suárez, podrá nuestro estafador continuar su relación con la actriz Amalia?

Jaime y Andrea están en problemas con su jefe por lo que éste percibe como un mal manejo del caso.

Mientras el estafador inventa otro plan para tratar de que el Agente Suárez se desvíe de su rastro, el Agente Suárez lucha por mantenerse en el caso y le da una buena palabra al Agente Hurtado.

El dinero continúa sin ser un problema para Felipe Urrutia, quien logra tirar de varias cuerdas para mantener su actuación con la actriz, Amalia Durango.