A pesar de todas sus emociones, Kevin despliega un talento en el escenario que lo dejará pensando muchas cosas sobre lo particular que fue ese año mil novecientos ochenta y cinco.

Ha llegado una nueva religión a Colombia que ha hipnotizado a la familia de Kevin. Sin embargo, el padre de Kevin deberá decidir si está dispuesto a que su familia se deje llevar por la novedad del momento.

Las esperanzas de Kevin con respecto a la antena parabólica se van desvaneciendo después de ver la actitud de su padre y las inoportunas intervenciones de su hermano.

Mientras Kevin sigue obsesionado con su regalo de Navidad, Cata lo sorprende con un regalo inesperado.

Mientras Kevin tiene que soportar los recuerdos del pasado, él y su hermano solo tienen una cosa en sus mentes: la antena parabólica.

A pesar de que la antena parabólica se ha convertido en un asunto de familia, Kevin no se ha olvidado de aquello que le prometió a Cata.

Kevin quiere sorprender a Cata con algo especial pero su presupuesto le hace entender que el detalle es lo que cuenta.

En la familia de Kevin el ambiente navideño no es el mejor. A pesar de esto, Kevin no pierde tiempo en soñar con una noche diferente.

Parece que aquella Navidad fue un desastre para Kevin. Además del deprimente ambiente familiar, cuando Kevin decide visitar Cata, todo vuelve a ser diferente de lo esperado.

La inesperada aventura con la lluvia despierta en la familia de Kevin el espíritu navideño que tanto se había demorado en llegar a la casa.

A pesar de los aprietos que pasa con su mamá y hermano, Kevin finalmente encuentra una tregua en la guerra de los sexos.

Casas le pide a Kevin que le pregunte a Cata si aún lo ama. ¿Lo hará Kevin o se vengará de quien le quitó a su amor?

Mientras que Cata está afuera con Toño, Kevin se regala un par de horas de muy buena meditación adolescente.

Aunque Kevin nunca ha escuchado a sus papás decir la palabra "relación", sí puede decir que los ha escuchado discutir.