Kevin siente que perdió a su mejor amigo por una mujer y decide no quedarse atrás pidiéndole a Vicky que sea su novia.

Kevin pensaba que ser novio de Vicky lo haría más cercano a Cata, pero no fue así...

La familia de Kevin se entera de su noviazgo y no dudan en dar su opinión, pero él, cansado de los comentarios, se rebela.

Kevin intenta terminar su relación con Vicky, pero le resulta muy difícil hacerlo, sobre todo cuando ve que Cata puede estar celosa.

Después de darle celos a Cata, Kevin piensa en más formas de seguir haciéndolo, pero sus planes se caen cuando descubre que Vicky quiere terminar con él.

Tras descubrir que Cata y Casas siguen juntos, Kevin va a hablar con Vicky y se da cuenta de que tal vez, sí le gusta un poco.

A pesar de la seria discusión que se propone en la clase, Kevin se encuentra distraído por otras cosas.

¿Podrá la señorita Pizarro, la nueva profesora de Kevin, convencer a nuestro pequeño protagonista de hacer algo que él totalmente odia?

La participación de Kevin en la obra de teatro se convierte en el tema central de la discusión durante la cena.

Justo cuando Kevin piensa que la señorita Pizarro no lo ve como a uno de los otros niños, un inesperado evento lo ayuda a darse cuenta de la realidad.

Las dudas asaltan a Kevin durante el ensayo de la obra y todo se agrava más cuando la señorita Pizarro recibe una inesperada visita.

Kevin aprovecha la partida de banquitas con su padre para desahogarse de sus sentimientos. Sin embargo, no será lo único que hará para recuperar la atención que tanto desea.

Mientras que la señorita Pizarro lleva a Kevin a su casa, por la mente de nuestro protagonista corren mil pensamientos sobre la forma adecuada de aprovechar la situación.

Justo antes de entrar en escena, Kevin se encuentra de frente a una crisis emocional que podría poner en peligro su actuación.

A pesar de todas sus emociones, Kevin despliega un talento en el escenario que lo dejará pensando muchas cosas sobre lo particular que fue ese año mil novecientos ochenta y cinco.