Este clásico de las películas mexicanas del oeste empieza con un niño y su abuelo hablando sobre la valentía. Todos hemos tenido miedo alguna vez, pero hay que dominarlo, no dejar que te domine el miedo a ti, dice el abuelo. El muchacho acaba de superar una hepatitis, y se muestra impaciente por acompañar al doctor al otro pueblo.

Los Beltrán y los Landeros están adueñándose de todas la tierras de los alrededores, así que un amistoso favor es solicitado: vigilar las escrituras de un rancho. De vuelta en el pueblo, el chico es golpeado por dos niños más grandes. Pero algún día, él podrá defenderse mejor.

Mientras Don Valente Rojas le revela a la bella dependienta de la tienda del pueblo con quién planea casarse, su hijo sufre el abuso de otros niños.

¿Por qué será que Don Valente Rojas aparece en este video tomándose unos tragos con los niños que molestaron a su hijo? Sin duda está tratando de enseñarles una lección. Desgraciadamente, la lección terminará muy mal: con una balacera y dos hombres muertos.

La muerte de Don Valente Rojas a dejado huérfanas a un par de almas que no saben qué hacer o cómo vivir sin él. La cámara nos muestra en escenas entrecortadas el sufrimiento de su hijo y su prometida, mientras en el fondo se escucha una canción "Ruega por nosotros".

El joven Valente se está convirtiendo en un hombre bajo el cuidado de su querido padrino. Los años de práctica constante están dando ya buenos resultados para el joven. No es difícil imaginar cómo piensa poner en uso su habilidad con la pistola.

Cuando un ranchero se pone un poco complicado, el joven Valente le muestra quién es el jefe. Su padrino lo apoya, despidiendo a Montes. ¿Se harán realidad las amenazas de Montes?

Alberto ha regresado al pueblo y junto con él su enorme ego, que es más grande que nunca. Lo peor de todo es que este personaje parece ser dueño de la mitad del pueblo. ¿Habrá alguien que se atreva a enfrentar a este abusón engreído? Mientras tanto, el joven Valente se despide de su padrino.