Federico Kauffman Doig empezó su carrera en el Museo Rafael Larco Herrera como guardia de seguridad. Hoy en día, él es el presidente de esa institución y uno de los arqueólogos más respetados del mundo, además de un encantador e interesante conversador. Este programa originalmente apareció en Televisión Nacional del Perú como parte de la serie de estimados artistas Presencia Cultural.

Federico fue una especie de trotamundos en sus primeros tiempos, y se describe a sí mismo como haber sido un “pre-hippy”. Su padre intentó que su hijo fuera otra cosa aparte de un vagabundo, probó a Federico para cualquier indicio de pasión, cualquier inquietud. “¡Es la arqueología!” Es lo que gritaron cuando vieron que el joven disfrutaba explorando ruinas antiguas.

Si todavía no eres un fan del Señor Doig es que no lo conoces bien. Sus expediciones por la jungla han producido libros, y descubierto cosas como los Pinchudos, estatuas gigantes de momias y otras cosas interesantes en un sitio llamado Carajía. ¡Estamos preparados para una expedición!

Federico Kauffman Doig ha recibido el premio Amauta, la más alta distinción que ofrece el gobierno peruano por méritos culturales. Suecia y Austria también lo han honrado con reconocimientos similares. Sin embargo, Federico tiene mucho trabajo por delante y no piensa ni siquiera por un momento en la idea de jubilarse. Aún hay muchas montañas por explorar y ensayos que escribir.

Como artesano, Javier Marin trabaja con una gran variedad de materiales y técnicas, algunas de las cuales nos son explicadas en este video. Javier también nos cuenta cómo su padre trabajaba en la compañía de telégrafos y enviaba mensajes en código morse… mucho antes de que se inventara el email y la internet.

En estos días la preocupación por la ecología es universal, especialmente en personas jóvenes. En este video Javier nos explica cómo él hace uso de materiales biodegradables para no dañar al medio ambiente ni a los seres vivos que lo habitan mediante el reciclaje de objetos que han sido desechados por sus dueños originales.

El nombre de la ciudad portuaria de La Vela de Coro hace referencia no a las velas de los barcos mercantes, como podría pensarse en primera instancia, sino porque al hecho de que este pueblo sirvió por muchos años como un lugar en donde los piratas pasaban noches en vela planeando sus atracos. Quizá ya no es posible ver a muchos piratas auténticos en este pueblo, pero sí quizá a alguien personificando a alguno en la celebración anual del festival de Los Locos.

Aquí tenemos la segunda parte del documental sobre la celebración del Día de los inocentes en el pequeño pueblo de La Vela, en Venezuela.

Es posible que la celebración de El día de los locos, tal como se celebra en La Vela de Coro, tenga sus raíces en las celebraciones católicas privitivas de las Saturnales. Ambos festivales comparten el toque carnavalesco que invierte el orden social y mediante disfraces y máscaras hace iguales a amos y esclavos, pobres y ricos, todos compartiendo una misma fiesta.

En el corazón del Viejo San Juan se puede disfrutar de salsa en vivo en el Nuyorican Cafe, casi todas las noches. En este lugar nos encontramos con dos lindas “salseras” quienes nos revelaron cuál es el secreto que las motiva a salir a la pista de baile noche tras noche.