Mientras Samuel y don Pepe buscan a Soledad en medio del toque de queda, Soledad no puede dejar de pensar en la suerte de sus amigos.

Disturbios, muertos, toque de queda, personas desaparecidas y negocios que no funcionan. Estos son los ingredientes de esta nueva parte de La Sucursal del Cielo.

El alboroto en la fábrica tiene como protagonista a un Rodrigo Duque totalmente enloquecido. Sin embargo, la broma ya comienza a sembrar dudas entre las personas que la prepararon.

En este segmento se recrea la manifestación del veintiséis de febrero de 1971 en Cali, una fecha que la ciudad nunca podrá olvidar. Además de ese drama, la relación entre María y Susana se ha puesto a prueba.

La obsesión de Susana y María con el televisor no deja de aumentar sobre todo cuando se dan cuenta que personas a las que ven por encima del hombro ya han adquirido este codiciado electrodoméstico.

Mientras que Fabiola sigue contemplando la posibilidad de trabajar, Boris lleva a Soledad a un sitio muy especial en el cual ocurrirá algo inesperado.

Mientras que Fercho y Fabiola discuten, las cosas entre Soledady Boris parecen regresar a la normalidad. Por otra parte, Susana parece obsesionarse con la idea de comprar una nuevo televisor.

Borís le confiesa a Soledad algo que puede afectar la relación entre él y ella. Por su parte, Soledad le confiesa a Samuel las dudas e inquietudes que ella tiene.

Después de la infructuosa conversación de Duque con su jefe, sus amigos tratan de animarlo durante el almuerzo.

Mientras Mariela no pierde ocasión para agredir a Samuel, Soledad y sus amigos reciben una nueva propuesta para luchar por su causa. Por su parte, Susana y María no dejan de estar pendientes de sus nuevos vecinos.

Mientras que Duque trata de conseguir el dinero que necesita a través de distintos canales, sus amigos siguen planeando la broma perfecta.

Mientras que las opiniones de Soledad entran en conflicto con las creencias de su familia, Ananías sorprende a su esposa con uno de los electrodomésticos más preciados de la época.

Después del mensaje que dejan los criminales que persiguen a Duque, su esposa lo llama para averiguar qué es lo que está pasando.

Los amigos de Duque comienzan a planear algo para sorprender a su amigo y subirle la moral. Mientras tanto, el jefe de Duque no deja de maltratarlo.

No todo es totalmente negativo para Duque en su trabajo tal y como lo demuestra la conversación que sostiene con alguien durante el almuerzo.

Después de una noche amarga, Duque comienza su día afrontando más problemas. Sin embargo, espera poder encontrar algún tipo de ayuda en sus mejores amigos.

En medio de la comida con su esposa y sus suegros, Rodrigo Duque recibe una inesperada visita que solo le ayuda a empeorar el desastroso día que ha tenido.

Un hecho inesperado se interpone en los planes de Pedro y Eddy. Mientras tanto, parece que los vecinos ya se han acostumbrado a la bulliciosa salsa que ha traído la familia de Ananías al barrio.

La llegada de Duque a su casa nos deja ver que los abusos que sufre en su vida no se limitan al entorno de trabajo.

El afrodisíaco de Ananías le está dando muy buenos resultados a Pepe y a Checho pero sus esposas no lo saben y les tienen prohibido mezclarse con el nuevo vecino. Mientras tanto el concurso de salsa está por terminar; ¿quiénes serán los ganadores?

Después de rechazar la invitación de sus compañeros de trabajo, Duque tiene la oportunidad de intercambiar un par de palabras con Margarita.

El día de Fernando comienza de un modo y termina de otro muy distinto. Por su parte, Mariela está convencida de lo que puede hacer en la pista de baile.

Duque trata de razonar con Lombana acerca del dinero que le hace falta de su quincena pero a su jefe no le convencen sus explicaciones. Veamos si Duque podrá convencerlo.

Con los resultados de la lotería, las burlas de sus amigos y el pago de su quincena, el día de Duque solo va de mal en peor.